Hace 6 meses, pusimos a la venta unas teteras francesas que habíamos encontrado en Pirineos. Eran unas teteras muy bonitas y causaron tanto furor que se creó una enorme lista de espera entre todos aquellos interesados que querían llevárselas a casa. ¿Qué pasó con ellas? Pues que minutos después de ponerlas a la venta, hubo una única clienta (la más rápida de todas) que reservó tres de las teteras para un nuevo proyecto de negocio que iba a empezar. Su nombre era Núria Cruz y su ilusión era crear una tienda-taller de flores.
Núria había trabajado durante 25 años para una empresa vinculada al sector metalúrgico y siempre había pensado que cuando se jubilara se dedicaría al mundo de las flores. Sabía que, con los tiempos que corren, dar un giro de 180º en su vida y dejar un trabajo estable para dedicarse a lo que le gustaba era poco más que una locura. Sin embargo, tras varios meses de reflexión, Núria se dijo ‘ahora o nunca’, se lió la manta a la cabeza y dio ese paso adelante que uno tiene que dar para tomar las riendas de su vida. ¿Cuál fue el resultado de su proyecto? Una auténtica maravilla para los sentidos.
Y os preguntaréis: ¿porqué nos cuentan esto después de tanto tiempo? Pues porque ayer, tras muchos meses sin saber qué había sido de Núria, la vimos por casualidad en la pop-up store de Inde Rum y nos quedamos fascinados por su proyecto Magnolia and co, un ejemplo de clase, buen gusto y delicadeza. Y un ejemplo de que hacer lo que a uno le gusta puede parecer una locura, pero si se hace honradamente, puede salir bien.
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